Sunday, October 12, 2008

Dicho de otra manera: ¿Cuántos inconvenientes seria usted capaz de soportar a cambio de un poco de magia? Gracias a un nuevo producto llamado WildCharge la pregunta planteada no parece tan hipotética. El concepto es irresistible: por 60 dólares (unos 44 ) ya se puede adquirir una delgada alfombrilla del mismo tamaño que una para el ratón (203 x 152 mm), con 12 franjas cromadas en la superficie. Al llegar a casa cada día, con sólo depositar el móvil, el iPod y el BlackBerry sobre la WildCharge, quedarán sujetos a ella magnéticamente y empezarán a cargarse automáticamente.

En otras palabras, esta alfombrilla sustituye a la horrenda masa de feos cargadores negros que hacen falta para recargar sus dispositivos móviles. (En el infierno existe un lugar reservado para todos los diseñadores de productos electrónicos que han fabricado en alguna ocasión uno de los innumerables cargadores incompatibles entre sí).

la WildCharge usa energía conductora, es decir que los aparatos que entran en contacto con las tiras metálicas se cargan sin radiación ni campos magnéticos, de modo que las tarjetas de crédito, los discos duros y cintas de video no corren peligro. Tampoco existe riesgo de descargas eléctricas. En caso de contacto entre la piel, líquido o metal con las tiras metálicas, la electricidad se corta al instante y la WildCharge vuelve a cargar los aparatos en cuanto desaparecen los elementos extraños.

El inconveniente es que la electricidad de alguna manera tiene que encontrar una ruta entre la alfombrilla y el dispositivo móvil para poder cargarlo. Cualquier chisme compatible con la WildCharge debe contar en su parte trasera con cuatro pequeñas protuberancias metálicas, dispuestas estratégicamente para que hagan contacto sea cual sea la posición en que dejemos los aparatos sobre la alfombrilla. El problema es que ningún dispositivo actual dispone de esos conectores. Por lo tanto, si usted quiere disfrutar de los beneficios de la WildCharge, tendrá que equipar cada uno de sus dispositivos móviles con puntos de contacto (lo cual cuesta 35 dólares, unos 26 , por cada aparato). Para la BlackBerry Curve y la BlackBerry Pearl, se trata de fundas de silicona que también protegen el dispositivo. (Además, dejan libre el conector de recarga normal, un pequeño USB lateral; resulta que las BlackBerry disponen de un segundo juego de contactos de carga en la parte posterior, previstos para cargadores de sobremesa, que son los que se conectan a la funda para uso con el WildCharge).

los únicos dispositivos compatibles con la WildCharge son el BlackBerry Pearl, el BlackBerry Curve y el Motorola RAZR.

El sistema de sustitución de la tapa trasera también tiene inconvenientes: con ellas renunciamos a parte de la elegancia de nuestros chismes, a cambio de la comodidad de la recarga inalámbrica, y las protuberancias de contacto estropean la suavidad de la superficie original.

hay que tener en cuenta que la WildCharge tarda más en recargar los dispositivos que el cargador original. El fabricante no indica cuánto más, limitándose a decir que lo equivalente a cargarlos desde el puerto USB de un ordenador en lugar de hacerlo con un enchufe. De todos modos, cuesta poco acostumbrarse a recargar cada vez que uno se sienta, y si se adquiere el hábito de cargar durante la noche, ni siquiera se notará la diferencia.

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